
Una de las lecturas de mis vacaciones de la semana pasada fueron los 6 primeros números de esta colección, que se encuadra dentro de la actual etapa de
Reinado Oscuro (mañana por la tarde me haré con el
nº7, pues toca visita a mi tienda de comics habitual). Como ya he comentado en muchas ocasiones en mi blog, si esta mencionada etapa de
Reinado Oscuro se caracteriza por algo, principalmente es por el hecho de ver a un cabronazo como
Norman Osborn encumbrado en el poder, pues a su cargo está la seguridad nacional del país. Entre una de sus muchas decisiones destaca la de haber formado un nuevo grupo de
Vengadores, que aunque a priori se presentan ante los medios como los nuevos salvaguardas del orden, en realidad no son más que una especie de guardia pretoriana de
Osborn, de los que se servirá para dominar el país a su antojo sin ningún tipo de oposición. A través de chantajes, picardías y engaños, el bueno de
Osborn ha formado un grupo de intervención donde veremos a antiguos héroes de la alineación de vengatas anterior (tales como
Ares o
El Vigía), y a algún que otro tarado
ex-Thunderbolts tales como
Veneno,
Bullseye o
Karla Sofen, quienes han asumido la identidad de
Spidey,
Ojo de Halcón y
Ms. Marvel respectivamente. Tal y como puede apreciarse, estos
Vengadores Oscuros recogen claramente la tradición de los
Thunderlbolts. Y es que según esta línea, en el equipo hay desde villanos muy villanos (
Bullseye, Veneno y
Piedra Lunar), hasta alguno más moderado (
Daken, el hijo de
Lobezno) y otros que tiran más para lado heroico (como son
Ares y
El Vigía). Ese es uno de los atractivos de la serie: la relación entre personajes muy dispares, de la cual surgen muchas situaciones escabrosas. Sin embargo, si hay algo que a mí personalmente me está gustando de la serie son pequeños detalles como la interacción entre dos manipuladores de pura cepa como son
Osborn y
Karla Sofen. Y sin duda, otro detalle que me está sorprendiendo muy gratamente es la acción manipuladora de
Norman sobre
El Vigía, sobre todo por una escena que acontece en el
nº4 (creo recordar), donde por fin al bueno de
Osborn le recorre una sensación de acojone por todo el body ante el hecho de que quizás no sea demasiada buena idea tratar de manipular a un individuo tan desequilibrado como es
Robert Reynolds. Una serie que de momento me parece de lo más recomendable, sobre todo por ese elenco de personajes a cuál más extraño, que ayuda a mantener la intriga.
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