miércoles, 22 de diciembre de 2010

ONECHANBARA

No me cansaré de repetir la frase con la que últimamente comienzo muchos posts, en la que hago alusión al hecho de que los zombies vuelven a estar de moda. Como un servidor se declara ferviente seguidor tanto de los videojuegos, películas o cómics en los que andan metidos estos curiosos seres, suelo hacerme con este tipo de material sin documentarme mucho al respecto, basándome en la premisa de que si hay zombies de por medio mola. Pero amigos míos, no siempre ocurre que esta hipótesis se cumpla al 100%, y hay veces que uno se lleva un chasco mayor que el de un tío feucho que pide rollo a su amiga potentorra.

Al menos tengo el consuelo de que este juego me lo pillé bastante barato en una web de esas de U.K en las que uno puede conseguir los juegos tirados de precio. Así que cuando cierto día vi este título a un precio casi de risa en una de esas páginas y además comprobé que había zombies de por medio, pues me dejé llevar por la pasión e hice el pedido. Hoy por hoy tengo que decir que debí de ser una mala persona en alguna vida anterior, (tipo lugarteniente de Gengis Kan o algo así), porque ninguna persona se merece que le endiñen este juego a sangre fría.

Y es que esto es un pufo mayor que Kaká y Benzema juntos, no me jodas. Por no tener, no tiene ni argumento, pues todo empieza con una de las jacas protagonistas dándose una ducha y enseñando cachaza, cuando de pronto otra de las protas la pone en aviso de que han aparecido unas hordas de zombies en la ciudad. Así que una de ellas se viste de colegiala y la otra se calza un modelito que ni las prostis de la calle Montera, y se van por ahí las dos a echar la tarde repartiendo mandobles y hostias como panes. Y esto es en lo que consiste el juego, es decir, en ir avanzando por escenarios más sosainas que yo en un disco y pegando espadazos a unos zombies con menos sangre que mi colega Emilio cuando jugaba al fútbol. A decir verdad, a lo único que hay que estar atentos es a sacudir de vez en cuando el espadote cuando tiene mucha sangre, porque si no a nuestro personaje le da como una especie de telele que lo deja con el baile de San Vito.

Pero supongo que muchos de vosotros diréis: "¡Sí bueno, pero casi todos los juegos de acción en 3ª persona no son más que avanzar por distintos escenarios repartiendo guantazos a todo lo que se ponga por delante!". La verdad es que no te digo yo que no, pero lo que es cierto es que juegos como Darksiders, Dante's Inferno o Bayonetta enganchan por sus gráficos espectaculares, la variedad de los combos de ataque que se van desbloqueando o lo impresionante de los monstruos que van apareciendo. Pero es que Onechanbara es un juego que no aporta nada ni a nivel gráfico ni sonoro y con una jugabilidad de auténtica risa.

En definitiva, que si después de leer mi reseña aún te queda la duda de que tampoco será para tanto la cosa y que al menos algo ha de tener este juego, te reto a que te hagas con él y te quites años de vida probándolo tú mismo. Es un juego pobre, mal acabado que deja picueto incluso a la gente con tablas en todo tipo de cosas raras y variopintas que uno se puede encontrar en la serie B. Así que tú mismo con tu mecanismo, chavalote (avisado estás...).

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